domingo, 11 de noviembre de 2012

En los medios... también hay violencia


Los medios de comunicación indudablemente se han vuelto parte de nuestra vida  cotidiana, parte de nuestra cultura visual y más cotidiano ha sido el contenido de tipo violento que se presenta en los medios y eso hace que pocas veces se reflexione entorno a él y además se deje de lado los efectos que pueda tener. El objetivo de éste escrito es precisamente ese, primero hacer una reflexión en torno al contenido  violento  mostrado dentro de los medios, ver los efectos que pueden tener y una solución para regular los efectos de los mismos.

Los niños y la violencia en la televisión
Los niños miran televisión por un promedio de tres a cuatro horas diarias. La televisión puede ser una influencia poderosa en el desarrollo de un sistema de valores y en la formación del comportamiento. Desgraciadamente, una gran parte de la programación actual es violenta. Cientos de estudios sobre los efectos de la violencia en la televisión en los niños y los adolescentes han encontrado que los niños pueden:
•             volverse “inmunes” al horror de la violencia
•             Gradualmente aceptar la violencia como un modo de resolver problemas
•             imitar la violencia que observan en la televisión
•             identificarse con ciertos caracteres, ya sean víctimas o agresores
Los niños que se exponen excesivamente a la violencia en la televisión tienden a ser más agresivos. Algunas veces, el mirar un sólo programa violento puede aumentar la agresividad. Los niños que miran espectáculos en los que la violencia es muy realista, se repite con frecuencia o no recibe castigo, son los que más tratarán de imitar lo que ven. Los niños con problemas emocionales, de comportamiento, de aprendizaje o del control de sus impulsos puede que sean más fácilmente influenciados por la violencia en la TV. El impacto de la violencia en la televisión puede ser evidente de inmediato en el comportamiento del niño o puede surgir años más tarde y la gente joven puede verse afectada aun cuando la atmósfera familiar no muestre tendencias violentas.
Esto no indica que la violencia en la televisión sea la única fuente de agresividad o de comportamiento violento, pero es ciertamente un factor contribuyente significativo.

Videojuegos y películas de género violento
En los tiempos actuales los videojuegos se han vuelto una industria que deja mayores ganancias que las películas y lo que se vende desafortunadamente  más son los de tipo violento. Anteriormente en los videojuegos de este género, la violencia gráfica no era muy grande. Lo importante no era el juego donde se liquidaban a los humanos. Se liquidaban naves espaciales, zombies, extraterrestres y monstruos pero los humanos se dejaron para después. Ahora los gráficos han ido acercándose cada vez más a la realidad y resulta ser que los juegos que más se venden son aquellos donde lo importante es exterminar a la humanidad, un ejemplo de estos videojuegos es el reciente Call of Duty: Modern Warfare 2 que genero alrededor de $550 millones de dólares en 5  días, se ha vuelto el juego más vendido entre todos los demás y consiste en matar a otros seres de forma virtual.
En cuanto a las películas la violencia ha sido parte clave desde que los americanos la implementaron como una parte importante de las mismas .Se han hecho películas relacionadas con la delincuencia juvenil, las masacres más grandes de la historia, la violencia familiar, etc. Estas han generado una audiencia acostumbrada a las películas violentas y que además les exige contenido cada vez más violento. Afortunadamente las reglas, establecidas en el Cogido de Producción de Hollywood, sobre cómo deben de hacerse las películas han sido más estrictas y eso ha evitado que la mayor parte de las películas muestren  a detalle escenas violentas.

Música y su mensaje oculto
La música es un medio de expresión, que permite identificarnos en la sociedad y con los individuos, este arte no distingue entre edades, desde la infancia hasta nuestros últimos días vivimos a lado de la música. Sin embargo los jóvenes son los que están más apegados a la música. A través de ella  buscan identificar su personalidad, la cual reflejaran ante la sociedad y permanecerá en la etapa adulta.
La manera en que los distintos medios influyen en los jóvenes es principalmente en el modo en como es percibido y organizado el ambiente en la mente de los jóvenes. Siguiendo la lógica de este argumento, la temática de la música escuchada por los jóvenes influye en su posición ante su realidad. Sin embargo hay que pensar que si para muchas personas conservadoras, varios géneros del rock pueden parecer ofensivos para el oído así como para la moral y las buenas costumbres, esto no es más que la postura u opinión de los autores respecto a la realidad que ellos perciben, lo cual convierte a este tipo de música en un punto válido dentro del gran debate que es la vida en el siglo XXI. Sin embargo en este hecho de libertad de opinión es donde se anida las posibilidades de pesimismo, protesta y violencia juvenil. Por más que un autor parezca una eminencia, no comparte sus condiciones de vida y pensamiento con su audiencia (no totalmente al menos), pero los jóvenes en la etapa de buscar su identidad tienden a adquirir posturas e ideas que le parecen atractivas aunque no sean totalmente aplicables a sus respectivas situaciones. Tal parece que aún no nos hemos percatado del poder que tiene la democracia y apertura de ideas en el ambiente musical, que si bien no se debe prohibir, si se puede restringir según las edades, como sucede con las películas o los video-juegos.
 Existe otra postura interesante, secundada sobre todo por los más jóvenes que se refiere a la presencia de ira y violencia dentro de toda la gama de sensaciones y acciones humanas. El hecho de oír música “violenta”, lejos de intensificar estas sensaciones negativas, las descargan en dosis manejables por cada uno, como si fuera un modo terapéutico. Es otra opción de ver la presencia de la violencia en la música que podría cambiar muchas opiniones sobre el tema.

Internet, arma de dos filos
Internet ha sido una herramienta que ha llegado para facilitarnos muchas cosas, como la búsqueda de información, la comunicación, etc. Pero también, como todo en este mundo, cuando se le da un mal uso puede llegar a ser violento.  Podemos encontrar esta clase de actos en muchas partes en la red.
Por ejemplo cuando navegamos por blogs, artículos, etc. Muchos puntos de vista se salen de contexto y llegan a insultar al autor o a los lectores, no decimos que está mal expresar su punto de vista, pero siempre y cuando se respete a los demás. Hemos notado que estas actividades son muy frecuentes en nuestro país, pero no ajeno a otros. Ya que últimamente en la radio, tv, etc. Escuchamos noticias de alguien que antes de matar a “x” número de personas dejo un mensaje por internet. Este es otro punto importante en cómo se da la violencia en internet, muchos adolescentes encuentran divertido el ser bully de alguien y grabarlo para que todos los cibernautas se enteren, al igual que el ejemplo pasado también se escucha hablar de la detención de jóvenes gracias a sus propios videos.
Un riesgo del cual se habla desde los inicios del internet es el chat, en el cual se recomienda no entrar a chats públicos ya que están llenos de personas que buscan algo más que una “amistad”, al no saber quien está al otro lado de la pantalla puedes ser víctima de algún acosador, psicópata, etc. También la violencia sexual o violencia de contenido sexual, se hace más frecuente en internet y al no existir algo que le prohíba la entrada a menores de edad, esto puede causar serios problemas en los niños, basta entrar a una página totalmente ajena al contenido mencionado para tener una imagen o sonidito que te hace voltear sin que tu realmente lo desees.
Últimamente se considera que el internet también es un riesgo por el uso de las redes sociales, se aconseja tomar toda clase de  seguridad en los perfiles como Facebook, Myspace, hi5, etc. Ya que muchas personas son víctimas de acoso, robo de identidad, secuestros, etc.
Por estos ejemplos dados, nos preguntamos ¿Cuál es el punto de ser agresivo por internet? ¿El internet nos hace ser menos consientes de lo que hacemos ya que nadie…de alguna forma sabrá que fuimos nosotros? ¿Prohibir las páginas inapropiadas? Creemos que la web es uno de los mundos más fascinantes que construyó el hombre, ya que es un medio que nos ayuda a encontrar infinidad de información, en donde podemos expresarnos libremente, que acorta distancias y que de cierto modo todos estamos conectados con todos, por lo tanto tenemos la obligación de cuidar este espacio y no desperdiciarlo en el ocio y la mediocridad que no nos llevan a nada, y sin darnos cuenta estamos afectando a terceros.

Los efectos que implican…
Uno de los efectos que más se menciona que produce la violencia es el de válvula de escape, pues al contemplar escenas e imágenes violentas, las personas se liberan indirectamente de aquella violencia reprimida que cada uno de nosotros posee. Es Fernando Savater, catedrático y escritor de la Universidad de Complutense de Madrid, quien da una posible explicación a este hecho.
Puede que se experimente aquella doble identificación del verdugo y la víctima. Por un lado, se identifica uno con el poder sobre la vida y la muerte que posee el agresor y que sirve para satisfacer aquella sed de poder. Por el otro lado se encuentra el miedo y fragilidad de la víctima haciéndonos ver el resultado que se podría provocar al adoptar una conducta violenta y sintiendo de alguna manera culpabilidad. Según Savater, básicamente es una “simple fantasía compensatoria ante la relativa impotencia cotidiana”.
Lo que si puede afirmarse con toda certeza es que produce un efecto adictivo, prueba de ello, es la gran cantidad de contenido violento que las televisoras ponen al aire gracias a la demanda de la audiencia, y esto es lo que lo hace rentable.
Otro efecto positivo que se le atribuye a la violencia en los medios es el efecto de la disuasión. Se refiere al mensaje de que siempre el crimen es castigado, viéndolo en series de televisión, novelas o incluso en las noticias por radio y televisión.
Un efecto adicional también mencionado es el de ver a la televisión o al cine como una ventana que muestra el lado cruel del mundo, empujando a las personas a buscar el lado contrario en la realidad, es decir, la paz y la tranquilidad.
Por otro lado, mencionando ahora los efectos negativos se expone frecuentemente que el hecho de que las personas se les expongan con material violento de forma constate, provoca una modificación en la percepción humana con respecto a la violencia. Rojas Marcos es quien denomina este fenómeno como “síndrome del mundo malo”,  en donde las personas se perciben más débiles y vulnerables ante la imponente presión de la violencia que en algún momento oprimirá, sin saber cómo defendernos de ella. Este sería el efecto contrario al de la doble identificación del verdugo y la victima.
Un segundo efecto también mencionado por Marcos Rojas, consiste en los medios de comunicación provocan en la audiencia una percepción de menor alarma frente a la violencia. En este caso serviría para que las personas toleren la inevitable violencia del mundo.
Debe tomarse en cuenta que toda exposición inmediata y abrupta de la vida hostil e inhumana es capaz de alterar la mente humana, esto sobre todo en los infantes, principalmente de cuatro a doce años de edad que se marca como su periodo más vulnerable y cuando es más fundamental la asistencia paternal.
Afortunadamente la mente humana aprende rápidamente a distinguir entre aquello real y ficticio, correcto e incorrecto, y que, según Rojas Marcos, “ningún medio de comunicación, por sí solo, tiene la fuerza para alterar esta capacidad innata y adaptativa”.

sábado, 10 de noviembre de 2012

Las mujeres, en mayor riesgo


Violencia de Género: un problema que aumenta en la Argentina
El aumento de la violencia en la Argentina no se da sólo en las calles, sino que la que viven miles de mujeres diariamente al interior de sus familias, aumenta en forma escalofriante. Las cifras de un delito que no para de crecer, y por qué una mayor conciencia social es central para acabar con la violencia de género
La violencia de género es un flagelo que azota no sólo a nuestro país, sino al mundo entero, con cifras escalofriantes sobre el número de mujeres que sufren por este delito, que aumentan año a año y que por el momento no se pueden detener a pesar de la introducción de leyes para acabar con este maltrato.

En muchos casos, el silencio que rodea tanto a las víctimas como a las familias de las mismas, son claves para no poder erradicar un delito que se agrava con el correr del tiempo y que las circunstancias sociales, según los especialistas, amenazan con empeorar aún más en el futuro cercano.

En nuestro país, las estadísticas oficiales muestran que son 43 las mujeres que murieron en la Argentina en los primeros 9 meses del 2009 víctimas de la violencia de género, pero esas cifras contrastan en gran manera con las que manejan los organismos en defensa de los derechos de la mujer y defensores de los derechos humanos, quienes aseguran que en nuestro país una mujer es asesinada cada tres días víctimas del a violencia machista.

A pesar de que la Argentina ha avanzado en materia legislativa con la sanción de la Ley 26485 en marzo de este año, que es la Ley de Protección Integral para Prevenir, Sancionar, y Erradicar la Violencia contra las Mujeres en los ámbitos en que desarrollen sus relaciones interpersonales, la situación en vez de disminuir, no ha hecho más que crecer en sus números, preocupando a las autoridades oficiales.

La Ley 26485 sirvió para dejar en claro que es lo que se define como violencia, y la misma dice que es mujeres toda conducta, acción u omisión, que de manera directa o indirecta, tanto en el ámbito público como en el privado, basada en una relación desigual de poder, afecte su vida, libertad, dignidad, integridad física, psicológica, sexual, económica o patrimonial, como así también su seguridad personal. Quedan comprendidas las perpetradas desde el Estado o por sus agentes. Se considera violencia indirecta, a los efectos de la presente ley, toda conducta, acción u omisión, disposición, criterio o práctica discriminatoria que ponga a la mujer en desventaja con respecto al varón.

Esta definición sirvió para que se pueda avanzar judicialmente en la penalización de un delito que hasta entonces estaba totalmente vacío de contenido en materia judicial, y que a partir de entonces se puede empezar a juzgar a los miles hombres que diariamente ejercen violencia contra las mujeres en nuestro país.

Si se tienen en cuenta los datos del año 2008, se verá que en la Argentina se recibieron más de 60.000 denuncias sobre actos de violencia de género, lo que significó un incremento de más del 200 por ciento con respecto a las estadísticas del año 2006, cuando las mismas no llegaban a las 20.000. Además, el número de atención telefónica al que las mujeres pueden acudir en caso de violencia, recibió entre febrero y octubre de 2008 un promedio de mil llamadas mensuales, de las cuales el 46% correspondió a pedidos de auxilio ante una situación de emergencia. De las 10.946 llamadas registradas en ese lapso, en ocho de cada diez casos el agresor era el ex o actual pareja de la víctima.

Los organismos defensores de los derechos de la mujer, sostienen que más del 90% de los casos de violencia que sufren las mujeres en el seno de sus familias, es violencia física y psicológica; y casi un tercio de las mismas contienen además amenazas de muerte directa para ellas o algún miembro de su familia.

Otro dato alarmante se dio en el principal territorio nacional, como lo es la provincia de Buenos Aires donde diariamente se inician un promedio de 14 causas judiciales sobre violencia de género, donde durante todo el 2008 se iniciaron más de 4.500 causas, creciendo más del 120 por ciento en relación al año anterior.

En diálogo con la Agencia de Noticias CNA, Eduardo Guarna, ex defensor del pueblo adjunto de la Ciudad de Buenos Aires y presidente de la ONG Fiscales sin Fronteras, aseguró que “la violencia de género viene mal; hoy en día en la Argentina el género femenino es casi una víctima diaria, porque no solamente tenemos que ver los delitos sexuales, sino que también tenemos que ver lo que es la violencia doméstica”.

Para Guarna, que se desempeñó como Inspector de Cárceles durante la gestión de Gustavo Béliz en el Ministerio de Justicia en la primera etapa del gobierno de Néstor Kirchner, “hoy la mujer está de vuelta siendo sometida a lo que es la violencia, las golpizas, los malos tratos tanto psicológicos como físicos, y hoy también se está viendo una tendencia hacia el abuso de la minoridad, familias propias inclusive. Esto es un tema que está preocupando bastante, porque es el delito que más crecimiento ha tenido en los últimos dos años”.

“En la Argentina ha aumentado muchísimo lo que son los delitos de violencia doméstica, también lo que es el delito sexual, mucho más inclusive que lo que son los homicidios; y esto es preocupante, porque hay que ver cual es la tendencia que está existiendo, y justamente sobre eso es que hay que operarla”, destacó Guarna.

Para este especialista en temas de seguridad en nuestro país, el estado de la Justicia tiene mucho que ver con este aumento, porque “tenemos es una justicia burocratizada, tenemos mucha justicia, muchos fiscales, muchos jueces, muchos defensores, pero cuando la aplicación de los recursos está mal orientado, vamos al fracaso, y esto está relacionado con lo que le comenté al principio. Si vamos a tener un fiscal, un juez y un defensor, que va a perseguir a alguien por un robo sin armas, hurto, o sea, un robo simple, no es lo mismo que tener un fiscal, un juez o un defensor para delitos de mayor cuantía”, subrayó.

En ese sentido, el ex funcionario kirchnerista indicó que “la inseguridad existe desde que nacemos. Desde que salimos del cuerpo de nuestra madre estamos pasibles a la inseguridad y los vaivenes que puede tener una vida. Hay que afrontarla, mirarla de frente y tratar de encontrar las soluciones, y cuando un individuo se para de frente al problema e intenta junto con otro encontrar una solución, es lo mejor que puede pasar”.

Justamente esto último expresado por Guarna, es en lo que coinciden la mayoría de los especialistas en el tema para acabar con el tema de la inseguridad femenina ante la violencia machista. Para todos ellos, lo mejor que le puede pasar a un país y a una sociedad en su conjunto, es la toma de una mayor conciencia social para acabar con la violencia de género.

Por otra parte, y a pesar de que reconocen los esfuerzos del gobierno nacional para intentar acabar con este tema, y de reconocer que la Ley 26485 ha sido un avance cuantitativo en el tema, se le pide a las autoridades nacionales y provinciales un compromiso más fuerte en la reglamentación de dicha normativa, y que de una vez por todas se tome como un objetivo prioritario y como política de Estado la acción para una mayor igualdad de la mujer con el hombre en nuestro país.

Lo que se pide desde estos cuerpos es una mayor actividad consensuada y coordinada entre los organismos nacionales y provinciales encargados en coordinar estos programas e implementar los mismos en forma rápida, urgente y lo más efectivo posibles, ya que aseguran que es la única manera de parar con un flagelo que duele a todos los argentinos.

Todas estas medidas que se exigen desde los organismos defensores de los derechos de la mujer, deben ir acompañados también de un gran cambio cultural por parte de la población, donde se cambie la mentalidad del argentino medio, donde se entienda que no es más macho aquel que golpea cobarde y salvajemente a una mujer, sino que por el contrario, es un delincuente que comete un delito, y por lo tanto es punible de una sanción.

Sólo con una toma de conciencia grande por parte de todos los habitantes de la Argentina , con una Justicia que actúe rápida y efectivamente ante cada una de las causas de violencia de género, y con un cambio en la mentalidad de los argentinos, se podrá cambiar este estado de situación, que nos hace estar siglos retrasados y más cerca de la barbarie que de la civilización.

Una sociedad violenta


La violencia en la sociedad deteriora la calidad de vida de los individuos
Ese flagelo determina en gran medida los lugares que frecuentamos.
Las conductas violentas son cada vez más comunes en la sociedad y se consideran en la actualidad como un alarmante problema de salud pública, afirmó Feggy Ostrosky-Solís, directora del Laboratorio de Neuropsicología y Psicofisiología de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Estos comportamientos se presentan en diferentes niveles, que van desde el abuso doméstico hasta el crimen en las calles y los homicidios. Ante la posibilidad de ser una de sus víctimas, la población vive con miedo constante, que impacta en su calidad de vida, aseguró.
En un comunicado de prensa, Ostrosky-Solís destacó que tras años de estudiar la neurobiología de la violencia y las emociones por medio de aspectos neuropsicológicos y electrofisiológicos, haciendo análisis de neuroimagen, reconoció que hay poca información sobre qué sucede en el cerebro de las personas violentas y qué los mueve a dañar a sus familiares o a personas extrañas, y cómo estos impulsos pueden prevenirse o controlarse.
La violencia, agregó, es un factor que determina todas las actividades, desde los lugares frecuentados, el tiempo de permanencia en ellos, el tipo de seguridad buscado, cómo es la vestimenta, a qué hora se sale de casa e inclusive dónde y cuándo se trabaja.
Sus investigaciones, destacó Ostrosky-Solís, buscan contestar qué es lo que pasa dentro del cerebro de los multihomicidas y asesinos seriales, cómo se desarrollan estas personalidades, y si existen regiones específicas que causen esta alteración, así como determinar si hay algún centro del encéfalo que regule la conducta social, cómo interactúan las zonas anatómicas con el ambiente en el crecimiento para permitir que emerja un razonamiento moral y cuáles son los mecanismos subyacentes a la toma de decisiones.
“La línea divisoria entre lo normal y lo patológico es tenue. El cerebro es la frágil morada del alma y esto señala que existe un fino límite entre la salud mental y la enfermedad”, indicó.
Es decir, agregó, todos experimentan tristeza y preocupación, pero cuando éstas son excesivas e inapropiadas a las circunstancias es cuando deriva en mórbido. Entonces se distingue entre miedo y fobia, entre tristeza y depresión, entre alegría y manía, y entre agresión y brutalidad.
Ostrosky-Solís, autora del libro Mentes asesinas. La violencia en tu cerebro, expuso que en el ser humano existen múltiples tipos de emociones y, al igual que los colores primarios, van a producir un rango infinito de tonalidades, un conjunto de pulsiones básicas que cuando se mezclan producen sentimientos complejos.

http://www.clarin.com/sociedad/sadomasoquismo-practica-sexual-limites-delgados_0_672532907.html
El sadomasoquismo, una práctica sexual con límites muy delgados

Los dos miembros de la pareja deben estar de acuerdo. Pero igual tiene sus riesgos.
Hay tendencias, modas que pasan, otras que se quedan en el tiempo, pero también las hay peligrosas, aún cuando hablamos de sexualidad. El sadomasoquismo es una práctica con riesgos y cuyo límite es muy peligroso. Actualmente, hay muchos sitios web que lo promueven y grupos de personas que hacen de esto, una práctica mediática sin medir sus consecuencias.

Para la doctora Marta Rajtman, sexóloga y presidente de la Sociedad Argentina de Sexualidad Humana, “muchas de las personas que realizan este tipo de prácticas tienen estructuras psicopatológicas, relacionadas con su etapa anal, y encuentran placer en la violencia. Son prácticas aberrantes que generan sufrimiento”.
La Real Academia Española lo define como “tendencia sexual morbosa de quien goza causando y recibiendo humillación y dolor”. Por esto, y en general, se suelen usar látigos, esposas, vestimentas de cueros con púas y hasta elementos punzantes que pueden dañar la piel de cualquier ser humano. También son muy comunes las nalgadas y muñequeras con tachas para causarle al otro dolor y, así, obtener placer.
“El sadomasoquismo es una práctica sexual válida, siempre y cuando sean dos adultos los que dan consentimiento y establecen un contrato donde ambos están de acuerdo en sus términos, sus límites y no se da nada por sentado”, explica Patricio Gómez Di Leva, psicólogo y sexólogo. Si alguna de las prácticas elegidas es impuesta por uno de los dos miembros, en forma unilateral, el débil límite de lo permitido se quebró y aparece el sometimiento en su forma más violenta. Esto sucede “cuando en lugar de dos personas que consienten, pasa a haber una víctima y un victimario”, continúa.
Muchas parejas que disfrutan del sadomasoquismo, se permiten complementar sus fantasías y actúan roles de dominación-sumisión, o de esclavo-amo, pero a modo de juego. “Son personas ‘haciendo de’ y no ‘siéndolo’. Hay violencia cuando no hay consenso”, agrega Di Leva. Las historias personales, la infancia, las experiencias salen de la olla a presión de la cabeza para ser actuadas o experimentadas nuevamente a través del sexo. Muchas veces, son personas que actúan pasivamente lo que vivieron en su infancia, y con estas prácticas sienten el placer de poder ocupar el rol del maltratador, por ejemplo.
En general, las prácticas sexuales dependen de la cultura en la que se practican y, muchas veces, de allí se despliegan nuestros gustos y deseos. Si dentro de esta experiencia se le causa dolor al otro o alguna molestia, ya no hay placer y aparecen consecuencias terribles. “Es muy agresivo y la violencia suele generar placer en mentes con algún trastorno, que buscan molestar o violentar al otro para estar mejor”, asegura Rajtman. En Internet hay videos que muestran la agresividad de esta práctica y advierten sobre una de sus peores resultados: la muerte.
La pregunta es entonces, a qué responde el placer en la violencia. Muchas veces, está relacionado con vivencias infantiles que dejaron trastornos psicopatológicos, como se dice más arriba, pero también hay que tener en cuenta la medida en que se le causa dolor al otro. Hay quiénes se pellizcan, en pleno acto sexual, como si fueran niños y, sin dañar ni física ni psicológicamente al otro.
Sin embargo, “no hay que confundir una situación sexual violenta en la que uno siente placer, con situaciones como, por ejemplo, la de las mujeres maltratadas que no sienten placer, sino que son víctimas de una trampa macabra desplegada por el maltratador”, aclara Di Leva. Y no es lo mismo un pellizco que un latigazo fuerte o una nalgada que deja marcas. Ni un juego que una práctica al borde de los límites de la salud, del amor y de la ternura. Mejor dejar de lado la violencia y experimentar con otros recursos más saludables, concluyen los especialistas.

viernes, 9 de noviembre de 2012

Violencia infantil


La violencia infantil puede producirse no solamente en familia evidentemente disfuncionales sino que está presente en todos los estamentos de la sociedad.
El origen de la violencia infantil puede ser dividido en cuatro categorías:
1. - Crueldad inspirada en conceptos exagerados de disciplina infantil y en base a sus funciones que se resultan ser sujetos profundamente inadecuados e irresponsables: alcohólicos, drogadictos, criminales o delincuentes, débiles mentales etc.
2. - Actos de violencia infantil o negligencia cometidos por padres o adultos ejerciendo rígidas interpretaciones de la autoridad y de normas y reglas de conducta infantil.
3. - Crueldad patológica cuyos oscuros orígenes mentales o psicólogos son muy difíciles de identificar y todavía mas de tratar.
4. - La crueldad más intangible de todas, la crueldad oficial o la organizada, aquella que se comete por ignorancia, por insensibilidad o por omisión en la forma de falta de legislación infantil o de cumplimiento de la misma que proteja adecuadamente al menor.

Se denomina maltrato infantil o abuso infantil a cualquier acción (física, sexual o emocional) u omisión no accidental en el trato hacia un menor, por parte de sus padres o cuidadores, que le ocasiona daño físico o psicológico y que amenaza su desarrollo tanto físico como psicológico.
Se distinguen cinco tipos básicos de maltrato infantil:
-El abuso físico.
-El abuso sexual.
-El maltrato emocional.
-El abandono físico.
-El abandono emocional.
La definición de «maltrato» debe, además, tomar en cuenta, al menos, tres criterios: en primer lugar, la consideración de una acción u omisión como «maltrato» depende, en muchos casos, de la edad del niño; en segundo lugar, la situación psico-fisiológica del menor puede condicionar las consecuencias de la acción u omisión ejercidas sobre él, lo que puede conllevar una relativización de su consideración como maltrato; y, en tercer lugar, hay que tener también en cuenta que no necesariamente todos los actos de maltrato tienen por qué dejar secuelas inmediatas y visibles en el menor; esto es especialmente relevante por cuanto las consecuencias importantes de los casos de maltrato infantil no suelen ser las físicas, sino las que afectan al desarrollo del menor a medio y largo plazo.
La violencia infantil ha sido un conflicto que ha persistido desde los pueblos y civilizaciones de la antigüedad donde utilizaban a los niños para realizar sacrificios y rituales. Sin embargo, según este texto, no hace tanto tiempo que la sociedad obtuvo control sobre el abuso en los menores de edad. En los Estados Unidos se creó una organización la cual, se dedicó ayudar a niños desamparados y la misma fue conocida como “Child Welfare Movement”. Además surgieron otras organizaciones contra el maltrato infantil tal como la Sociedad Neoyorquina para la Reforma de los Delincuentes Juveniles en 1825, cuyo propósitos fue ayudar a niños maltratados y abandonados por sus padres o familiares. Años más tarde se fundó en el estado de Nueva York la “Society for Prevention of Cruelty of Children” la cual, surgió como fuente de inspiración para desarrollar otras organizaciones contra el abuso infantil en los Estados Unidos y Europa. Aunque, según el texto, en 1874 fue la primera vez que se ganó un caso referido al abuso o maltrato de infantil cuando una menor de nueve años nativa del estado de Nueva York fue sometida a abuso físico. Una trabajadora de caridad ayudó a la criatura y la misma se acudió a la Sociedad Americana para la Prevención de crueldad de los animales donde la trabajadora, encargada del caso de la menor expresó lo siguiente: “la menor merecía tanta protección como a un perro común” y con estos testimonios pudieron ganar el caso.
Con todo, se considera que, en general, los criterios para calibrar una determinada situación como «maltrato» deben fundamentarse en las consecuencias en el menor, tanto en los daños producidos como en las necesidades no atendidas de este.

El maltrato o abuso físico
Los indicadores típicos del abuso físico en un menor son las magulladuras o moratones en diferentes fases de cicatrización y de forma extendida en diferentes partes del cuerpo; las quemaduras con formas definidas; las fracturas de nariz o mandíbula, o en espiral de los huesos largos; las torceduras o dislocaciones; las heridas o raspaduras en la cara y la parte posterior de las extremidades y torso; señales de mordeduras humanas; cortes o pinchazos; lesiones internas (en el cráneo o cerebro, síntomas de asfixia...).
El abuso de menores consisten en varios elementos y se enfatizan en dos ideas principales la cuales son: la asimetría de edad y el abuso de poder. La asimetría en edad se refiere en la diferencia de edad que hay entre el agresor y la víctima mientras que el abuso de poder es un factor necesario para el abuso infantil; ya que el mismo implica miedo y obtiene un rol dominante en el ámbito social. El abuso al poder se obtiene por medio de las experiencias y la madurez del agresor. Por esta razón la asimetría de edad se convierte en un factor en el maltrato infantil ; ya que por medio de la edad se pueden descifrar los niveles de experiencia, madurez y sobre todo de malicia del agresor.

El abandono o negligencia física y cognitiva
La negligencia se identifica como la falta de proveer las necesidades básicas de un niño por parte de sus padres o personas encargadas.
Se define como aquella situación donde las necesidades físicas (alimentación, vestido, higiene, protección y vigilancia en las situaciones potencialmente peligrosas, educación y/o cuidados médicos) y cognitivas básicas del menor no son atendidas temporal o permanentemente por ningún miembro del grupo que convive con el niño.
La negligencia puede ser:
Física (ej., falta de proporcionar comida o resguardo necesario, ausencia de supervisión adecuada);
Médica (ej., falta de proporcionar tratamiento médico o para la salud mental);
Educativa (ej., falta de atención a las necesidades emocionales de un niño, falta de proporcionar cuidado psicológico o permitiendo que el niño use alcohol o drogas).
Estas situaciones no siempre quieren decir que un niño es descuidado. Algunas veces los valores culturales, los estándares de cuidado en la comunidad, y la pobreza pueden ser factores que contribuyen, indicando que la familia necesita información o asistencia. Cuando una familia falla en el uso de información y recursos, y la salud o seguridad del niño está en riesgo,desde entonces la intervención de la institución de protección y bienestar del niño podría ser requerida.
El maltrato de menores en el seno de las familias es una de las causas contribuyentes a la problemática social que hoy en día se vive, cuyo producto último es el aumento en la incidencia criminal por parte de la juventud. El maltrato destruye el núcleo familiar, al romper los lazos de confianza y amor que son fundamento mismo de ella. El uso de la violencia por parte de sus padres y/o cuidadores la pone en tela de juicio la realidad de amor de los padres hacia los hijos.
El abuso infantil se puede detectar de diversas formas especialmente cuando los encargados legales del menor dejan de tomar responsabilidades sobre el mismo. Según este artículo, han habido casos severos donde menores de 10 años tienden a cocinarse a ellos mismos porque los padres no han podido traer comida a la casa e incluso han ocurrido situaciones donde el menor permanecen más de 24 horas sin comer. Según esta revista, existen varios tipos de maltrato infantiles tales como, el abuso sexual (donde hay un contacto directo entre el agresor y la víctima), maltrato físico (donde ocurren lesiones y agresiones físicas en contra la víctima, no necesariamente hay abuso sexual), negligencia infantil (donde los padres o encargados legales descartan responsabilidades sobre el niño y al mismo lo abandonan) y el maltrato emocional (donde el agresor cosecha el miedo y la angustia sobre la víctima).

Impacto psicológico
Las situaciones de maltrato lo que revelan es una grave disfunción relacional que por lo tanto afectará al normal desenvolvimiento del cumplimiento de tareas del menor. Este fracaso en la ejecución de las metas del menor sería, en sentido amplio, el impacto del maltrato y es lo que se viene a significar cuando en las definiciones de maltrato se señala que éste amenaza el desarrollo de la competencia del niño o el desarrollo físico, psicológico y emocional considerado como normal para el niño.
El impacto del maltrato o abuso, al ser un fenómeno contextualizado, puede verse amortiguado, según múltiples variables: no sólo las más obvias, relacionadas con el tipo, duración o intensidad del maltrato, sino también con las características de la víctima, los recursos y apoyos que tenga, y las propias situaciones de su evolución vital. Según el artículo (2003). "Basta de indiferencia: maltrato infantil", el abuso infantil es un conflicto del cual, hay muchas polémicas con respecto al niño; ya que el mismo puede tener muchos problemas durante su desarrollo personal.

jueves, 8 de noviembre de 2012

¿Por qué existe la violencia?

La violencia existe porque hay personas que no saben defender sus ideas con razones, y esto les lleva a guerras entre países por causas como tipos de religiones, por cuestiones económicas...
Las guerras se producen porque hay personas que no saben que es necesario dialogar. Además en las guerras muere mucha gente inocente, sobre todo mujeres, niños y ancianos.




Ahora bien, es pertinente analizar la situación desde otro punto de vista...

La persona agresiva... ¿nace o se hace? La respuesta es clave: en el origen de la violencia está la semilla para la paz. Quizá las caricias y el amor en la infancia podrían resolver este interrogante.
Los datos son cristalinos. Entre 2002 y 2006, las muertes de mujeres a manos de sus parejas aumentaron en España un 32,62%. Su maltrato, entre 2001 y 2005, un 143,67%. Entre 2000 y 2004, las agresiones a niños en el ámbito familiar crecieron un 108,67%. Las cifras del Centro Reina Sofía para el estudio de la violencia no incluyen las agresiones de hijos a padres, pero reflejan una realidad preocupante: el mayor incremento de la violencia se está produciendo en el seno de la familia.
"El Homo sapiens es el primate más violento del planeta contra la hembra de su misma especie y contra sus propias crías", escribe James Prescott en su artículo Cómo la cultura modela el cerebro y el futuro de la humanidad. Prescott, ex director del Instituto Nacional de la Salud y el Desarrollo Infantiles de EE UU (NICHD, en inglés) y actualmente director del Instituto de Ciencia Humanística, lleva años persiguiendo el origen neuronal de la violencia humana a través de estudios que analizan la conducta de los monos y las costumbres de diversas tribus de todo el mundo.
Y si se habla de violencia del sapiens sapiens, hay que añadir la que inunda cada mañana los diarios e informativos de todo el mundo. "La violencia humana equivale a lo que se conoce como agresión entre los animales", explica Manuela Martínez Ortiz, profesora de psicobiología de la Universidad de Valencia. "La diferencia radica en que los animales la utilizan para solucionar conflictos de territorio, reproducción, etcétera, pero entre ellos se encuentra sometida a numerosos límites que los humanos han perdido. Nosotros no reconocemos los signos de sumisión del oponente que indican el final de la lucha. No hay límite y se puede llegar a masacrarlo completamente".
Algo ha ocurrido en el camino evolutivo para que el humano tenga formas tan propias de agresión. La neurociencia, la psicobiología y el estudio antropológico de ciertas tribus han aportado pistas interesantes que permiten bucear en los posibles orígenes de la violencia. Y, por tanto, también descubrir las semillas de la paz.
Una vez más, las redes neuronales actúan de caja negra, almacenando claves para descifrar el comportamiento y sus orígenes. La primera constatación neurológica es que el cerebro de un homicida o de un suicida presenta diferencias llamativas en comparación con el de un individuo no violento. En las personas agresivas, los centros ejecutivos ?los que modulan las reacciones impulsivas y a la vez son las regiones más evolucionadas? están ralentizados e incluso pueden llegar a estar completamente desconectados. Por el contrario, las áreas más primitivas, donde se gestionan los miedos y las emociones negativas, están más activas.
La cuestión inmediata es si esas diferencias biológicas siempre estuvieron ahí, si un violento nace o se hace. Más de dos siglos atrás, el filósofo Jean-Jacques Rousseau decía: "No hay pecado original en el corazón. El cómo y el porqué de la entrada de cada vicio pueden ser delimitados". Parece que el pensador francés tenía razón. Con todo el arsenal científico en la mano, Debra Niehoff, neurocientífica experta en el asunto y autora de La biología de la violencia, afirma: "La mayor lección que hemos aprendido del estudio del cerebro es que la violencia es el resultado de un proceso de desarrollo, una interacción entre el cerebro y el entorno".
El análisis podría dar para muchas páginas, pero comencemos por el principio, por el principio de la vida. Es aceptado por todos que las vivencias prenatales tienen una influencia fundamental en el comportamiento. Tras el nacimiento, con el cerebro en pleno desarrollo, las experiencias modelan aún más la arquitectura neuronal y, con ella, la personalidad del adulto. James Prescott sostiene que la violencia está íntimamente relacionada con el placer, o más precisamente con los circuitos cerebrales que dan la capacidad de gozar. En su opinión, las bases fundamentales para el arte del disfrute se adquieren a través del contacto físico y emocional con la madre, la primera fuente de amor. En esos primeros momentos se produce una asociación o disociación neuronal que quedará registrada en los circuitos en los que se gestionan el bienestar y el dolor. "Cuando no se toca y no se rodea de afecto a los niños, los sistemas cerebrales del placer no se desarrollan. La consecuencia de ello son unos individuos y una cultura basados en el egocentrismo, la violencia y el autoritarismo", asegura Prescott.
Este investigador partió de los trabajos con monos de otros científicos ?William Mason y Gershon Berkson? de referencia en esta área de la neurobiología. Se conocen desde hace décadas las consecuencias nefastas de la separación de la madre sobre el comportamiento y la salud de un individuo. Mason y Berkson vieron más tarde que los efectos negativos de la separación podían reducirse si los animales del experimento recibían un sucedáneo de madre: una estructura móvil de plástico con un recubrimiento similar a una piel. El movimiento resultó ser muy importante porque si la madre adoptiva no se movía, tampoco había efecto positivo. Este detalle llevó a Prescott a determinar que el balanceo materno ?que comienza cuando la cría está en el útero? tiene una acción fundamental en el correcto desarrollo del cerebelo. Esta región controla la producción de dos neurotransmisores (noradrenalina y dopamina). Ambos, directamente relacionados con la hiperactividad, la adicción y la agresividad.
A continuación, Prescott quiso ver qué ocurre en humanos, y lo hizo estudiando las costumbres originales relativas al contacto madre-hijo de 49 tribus de todo el mundo. Tal como había predicho, los grupos poco afectivos con sus niños, y con muy poco contacto piel a piel, presentaron altos niveles de violencia en la edad adulta. Sin embargo, la agresividad era casi nula entre los pueblos que mantienen un contacto muy estrecho con sus hijos.
En lo que se refiere a las sociedades llamadas desarrolladas, Jay Belsy, director del Instituto para el Estudio de los Niños, las Familias y Asuntos Sociales del Birkbeck College (Inglaterra) y coautor de un gran estudio del NICHD de 2001 sobre las guarderías, sostiene que los datos del mencionado trabajo, los de sus estudios anteriores y posteriores, indican que los bebés y los niños pequeños que pasan más de 30 horas a la semana en una guardería desarrollan en la adolescencia y preadolescencia una mayor tendencia a ser agresivos, a pelearse y a acosar a otros. Las interpretaciones de los mismos datos son variadas. Algunos expertos son muy críticos con Belsy porque consideran que es un extremista y que exagera los resultados, además de ser un enemigo de los derechos de las mujeres trabajadoras.
Louis Cozolino, profesor de psicología de la Universidad de Pepperdine (EE UU) y autor de The neuroscience of human relationships (La neurociencia de las relaciones humanas), explica que "cuando no hay mucho contacto o existe una falta de cuidados es más probable que el cerebro desarrolle un sistema dirigido fundamentalmente por la adrenalina. Esto dará lugar a un tipo más violento, más agitado. Algo que tiene sentido desde un punto de vista evolutivo. Cuanto menos protegido esté un niño por sus padres, más agresivo tiene que ser para sobrevivir".
La ecuación contraria es igualmente válida. En un entorno de afecto, contacto y amor se activan los circuitos neuronales de la serotonina, un neurotransmisor del bienestar. Dicho de un modo simple, el cerebro registra las experiencias vitales en forma de códigos químicos que crean algo así como un ambiente neuronal específico para cada individuo. Cada vez que interaccionamos con una persona nueva lo hacemos desde ese escenario cerebral que condiciona totalmente nuestra forma de percibir el entorno y la respuesta ante él.
Michel Odent, un conocido obstetra francés, no duda en afirmar que "se producirá una revolución en nuestra visión de la violencia cuando el proceso del nacimiento se vea como un periodo crítico en el desarrollo de la capacidad de amar". La primera hora después del nacimiento es clave para que la biología y la psique reciban una impronta básica contra la violencia, según el médico. La razón es la descarga masiva de una hormona conocida popularmente como la hormona del amor (oxitocina), que se genera en el momento del parto. Ésta desencadena la respuesta maternal y favorece la creación de un fuerte lazo entre madre e hijo. La afirmación de Odent sobre el desarrollo de la capacidad de amar procede de la constatación de que la oxitocina interviene en casi todos los aspectos del amor y del gozo, desde el carnal hasta el puramente fraternal o filial.
En relación con los distintos tipos de amor, Prescott hizo una curiosa observación en su estudio de los indígenas. De las 49 tribus, 13 escapaban a sus predicciones sobre la relación entre contacto físico en la infancia y violencia en la edad adulta. Buscando en las costumbres descubrió el elemento que faltaba: otras relaciones de amor en la adolescencia suplían lo que el entorno más cercano les había negado. Un hallazgo directamente relacionado con uno de los aspectos más fascinantes y prometedores del cerebro, su plasticidad.
"Biología no significa destino", asegura Niehoff. "El cerebro es flexible y puede reaprender. Tenemos herramientas para reducir la violencia creando un entorno seguro y de amor". Y esto es cierto incluso en casos de niños que han sufrido abusos graves en el seno de la familia. Si había alguien que les trataba con amor, que se ocupaba de ellos, y les mostraba que el mundo no era sólo agresión y violencia, se estimulaban los recursos personales para superar el impacto negativo de los abusos. Esto se conoce como resiliencia. "Se produce una transformación cuando alguien se ocupa de estos niños. La cuestión es cuánto tiempo el sistema [el cerebro] se mantiene plástico", dice Cozolino. Obviamente, la prevención parece más sencilla que la reprogramación.
Si el cerebro es flexible, el ADN también, si las circunstancias acompañan. A principios de los años noventa, en plena fiebre del gen de?, un equipo de científicos identificó el de la violencia. Se trataba del fragmento de ADN que produce una proteína encargada de degradar neurotransmisores como la serotonina y la adrenalina, conocida como MAO. Los investigadores sostenían que tener una versión poco activa del gen de la MAO significaba tener tendencia a la violencia.
Casi 10 años después, un estudio del King's College (Londres) que siguió a más de 400 hombres desde su nacimiento hasta la edad adulta demostró que la presencia del gen no era suficiente para que una persona fuera agresiva. El interruptor de la violencia estaba en el exterior. Las personas que tenían el gen defectuoso y que sufrieron falta de atención o abandono emocional durante la infancia se convirtieron en adultos agresivos. Sin embargo, aquellos que también portaban una MAO poco activa, pero que vivieron en un entorno afectivo, escaparon a la predisposición genética.
Parece que las semillas de la paz están en nuestras manos. "La hipótesis es que una crianza adecuada en ausencia de estrés permite a nuestro cerebro desarrollarse de manera menos agresiva y emocionalmente estable. Creemos que este proceso permite a los humanos desarrollar más su potencial creativo", escribía en la revista Scientific American Martin H. Teicher, catedrático de psiquiatría de la Harvard Medical School (EE UU). O como sentencia Prescott: "La transformación de una cultura violenta en una de paz comienza por el individuo que en la infancia es colocado en un camino de aceptación en vez de en otro de rechazo"

miércoles, 7 de noviembre de 2012

¿Qué es la violencia?

La violencia es un comportamiento humano deliberado que resulta, o puede resultar en daños físicos o psicológicos a otros seres humanos, otros animales o cosas (vandalismo) y se lo asocia, aunque no necesariamente, con la agresión, ya que también puede ser psicológica o emocional, a través de amenazas u ofensas.

Este medio, que debería estar ya desterrado en una sociedad civilizada, sigue actuando entre nosotros como si fuera el único medio por el cual unos pocos hacen oír su voz, mientras que la mayoría, perjudicada, ha de seguir aguantando.

No cabe duda que la violencia en la familia es la base de tanta violencia. Se ve a diario como madres y padres dañan tanto física como psicológicamente, dando un ejemplo a sus hijos, futuras personas violentas.

Si no tomamos conciencia cada uno de nosotros de la violencia que generamos en nuestra casa, en nuestro trabajo, en la calle o donde sea que convivamos, no podemos contribuir a que cese tanta violencia en este país tan reprimido.

Otro punto lamentable es que los adolescentes de nuestra sociedad están actuando de una forma vandálica, esto se debe a la formación, a la falta de amor que hay en sus casas, a la falta de conocimientos que le permitan razonar que salir a cometer actos inhumanos no es debido.

Podemos adentrarnos un poco más en el concepto de "violencia", sus características y los diferentes tipos que se clasifican...



La violencia, acción ejercida por una o varias personas en donde se somete que de manera intencional al maltrato, presión sufrimiento, manipulación u otra acción que atente contra la integridad tanto físico como psicológica y moral de cualquier persona o grupo de personas.

"La violencia es la presión psíquica o abuso de la fuerza ejercida contra una persona con el propósito de obtener fines contra la voluntad de la víctima".

La violencia en las etapas de la vida
La violencia tiene un efecto profundo sobre la mujer. Empieza antes del nacimiento, en algunos países, con abortos selectivos según el sexo. O al nacer, cuando los padres desesperados por tener un hijo varón pueden matar a sus bebés del sexo femenino. Y sigue afectando a la mujer a lo largo de su vida. Todos los años, millones de niñas son sometidas a la mutilación de sus genitales. Las niñas tienen mayor probabilidad que sus hermanos de ser violadas o agredidas sexualmente por miembros de su familia, por personas en posiciones de poder o confianza, o por personas ajenas. En algunos países, cuando una mujer soltera o adolescente es violada, puede ser obligada a contraer matrimonio con su agresor, o ser encarcelada por haber cometido un acto "delictivo". La mujer que queda embarazada antes del matrimonio puede ser golpeada, condenada al ostracismo o asesinada por sus familiares, aunque el embarazo sea producto de una violación.
Después del matrimonio, el riesgo mayor de violencia para la mujer sigue habitando en su propio hogar, donde su esposo y, a veces la familia política, puede agredirla, violarla o matarla. Cuando la mujer queda embarazada, envejece o padece discapacidad mental o física, es más vulnerable al ataque.
La mujer que está lejos del hogar, encarcelada o aislada de cualquier forma es también objeto de agresión violenta. Durante un conflicto armado, las agresiones contra la mujer aumentan, tanto de parte de las fuerzas hostiles como de las "aliadas".
Cuando hablamos de violencia creemos que solo es "dar golpes’’, pero estamos equivocados. Existen varios tipos de violencias, entre ellos podemos citar:

Violencia familiar
La forma más común de violencia contra la mujer es la violencia en el hogar o en la familia. Las investigaciones demuestran sistemáticamente que una mujer tiene mayor probabilidad de ser lastimada, violada o asesinada por su compañero actual o anterior que por otra persona.
Los hombres pueden patear, morder, abofetear, dar un puñetazo o tratar de estrangular a sus esposas o compañeras; les pueden infligir quemaduras o tirar ácido en la cara; pegar o violar, con partes corporales u objetos agudos; y usar armas letales para apuñalarlas o dispararles. A veces las mujeres son lesionadas gravemente y en algunos casos son asesinadas o mueren como resultado de sus lesiones.
La naturaleza de la violencia contra la mujer en el ámbito familiar ha propiciado comparaciones con la tortura. Las agresiones están destinadas a lesionar la salud psicológica de la mujer al igual que su cuerpo, y suelen ir acompañadas de humillación y violencia física. Al igual que la tortura, las agresiones son impredecibles y guardan poca relación con el comportamiento de la mujer. Finalmente, las agresiones pueden sucederse una semana tras otra, durante muchos años.
La violencia en la familia se da principalmente porque no se tienen respeto los integrantes de esta, por el machismo, por la incredulidad de las mujeres, y/o por la impotencia de estos.
Se puede presentar en cualquier familia, de cualquier clase social, una forma de prevenirla, es alentando a toda la comunidad a que hay que tenerse respeto, que tenerse respeto, que todos somos iguales y que a pesar de todos nuestros problemas, nuestra familia es la única que siempre nos apoyará y ayudará en todo, por eso hay que respetarla y protegerla, aunque seamos los menores de esta, todos somos elementos importantes, y si sufrimos de violencia, hay mucha gente que nos ayudará a pasar el mal rato y salir de este problema.

Violencia psicológica o mental
La violencia psicológica incluye maltrato verbal en forma repetida, acoso, reclusión y privación de los recursos físicos, financieros y personales. Para algunas mujeres, los insultos incesantes y la tiranía que constituyen el maltrato emocional quizá sean más dolorosos que los ataques físicos, porque socavan eficazmente la seguridad y la confianza de la mujer en sí misma. Un solo episodio de violencia física puede intensificar enormemente el significado y el impacto del maltrato emocional. Se ha informado que las mujeres opinan que el peor aspecto de los malos tratos no es la violencia misma sino la "tortura mental" y "vivir con miedo y aterrorizada".

Mutilación genital femenina (MGF)
La MGF, una forma de violencia contra la niña que afecta su vida como mujer adulta, es una práctica cultural tradicional. En las sociedades donde se practica, se cree que la MGF es necesaria para garantizar la dignidad de la niña y su familia y aumenta sus posibilidades de contraer matrimonio.
La MGF comprende todos los procedimientos que incluyen la remoción parcial o total de los genitales femeninos externos u otra lesión a los órganos genitales femeninos ya sea por motivos culturales u otras razones no terapéuticas.


Manifestaciones de la violencia
Violencia directa: es la violencia física, aquella que tiene por objetivo herir o matar.

Violencia estructural: consiste en agredir a una agrupación colectiva desde la misma estructura política o económica. Se consideran casos de violencia estructural aquellos en los que el sistema causa hambre, miseria, enfermedad o incluso muerte a la población. Serían, aquellos sistemas que no aportan las necesidades básicas a su población por la misma formación Si nos remitimos a la definición de violencia como la aplicación de métodos fuera de lo natural a personas o cosas para vencer su resistencia, llevaría a hablar de abuso de autoridad en el que alguien cree tener poder por sobre otro.

Violencia cultural: se refiere a los aspectos de la cultura que aportan una legitimidad a la utilización de los instrumentos de la violencia que hemos nombrado anteriormente.. Un caso de violencia cultural puede ser el de una religión que justifique guerras santas o atentados terroristas, por ejemplo.

Violencia juvenil: se refiere a los actos físicamente destructivos (vandalismo) que realizan los jóvenes entre los 10 y los 29 años de edad y que afectan a otros jóvenes dentro del mismo rango de edad. Como vemos, la violencia directa es clara y visible, por lo que resulta relativamente sencillo detectarla y combatirla.

La violencia cultural y la estructural, en cambio, son menos visibles, por lo que suponen más problemas a la hora de combatirlas

Violencia Doméstica: La violencia psicológica y física con el cónyuge, el maltrato Infantil y el abuso de los niños.

Violencia Cotidiana: Es la que venimos sufriendo diariamente y se caracteriza básicamente por el no respeto de las reglas, no respeto de una cola, maltrato en el transporte público, la larga espera para ser atendido en los hospitales, cuando nos mostramos indiferentes al sufrimiento humano, los problemas de seguridad ciudadana y accidentes. Todos aportamos y vamos siendo parte de una lucha cuyo escenario se convierte en una selva urbana.

Violencia Política: Es aquella que surge de los grupos organizados ya sea que estén en el poder o no. El estilo tradicional del ejercicio político, la indiferencia del ciudadano común ante los acontecimientos del país, la no participación en las decisiones, como: manejo de algunas instituciones y las prácticas de Nepotismo institucional. También la violencia producida por la respuesta de los grupos alzados en armas.

Violencia Socio-Económica: Reflejada en situaciones de pobreza y marginalidad de grandes grupos de la población: desempleo, subempleo, informalidad; todo esto básicamente reflejado en la falta o desigualdad de oportunidad de acceso a la educación y la salud.

Violencia Delincuencial: Robo, estafa, narcotráfico, es decir, conductas que asumen medios ilegítimos para alcanzar bienes materiales. Toda forma de conducta individual u organizada que rompe las reglas sociales establecidas para vivir en grupo.

Consecuencias de la violencia
La violencia trae dos tipos de consecuencias: Físicas y Psicológicas.
Consecuencias físicas:
• Homicidio.
• Lesiones graves
• Embarazo no deseado
• Abortos
• Estrés
• Vulnerabilidad a las enfermedades

Consecuencias Psicológicas:
• Suicidio
• Problemas de salud mental
• Ausencia de Autoestima
• Ser víctima de violación o abuso sexual conlleva los siguientes sentimientos: Temor. Culpa. Desvalorización, Odio, Vergüenza, Depresión, Asco, Desconfianza, Aislamiento, Marginalidad y Ansiedad,
• Ser diferente (se sienten diferentes a los demás)

Causas de la violencia
• Alcoholismo
• Ausencia de Conciencia Social.
• Ignorancia
• Ausencia de Control
• Falta de comprensión
• Drogadicción